sábado, 20 de junio de 2009

Premio Limonada

¡Me han dado un premio! Más que un premio, esto lo que ha sido es una alegría; sé que la temática del blog es ciertamente minoritaria, y más en estos tiempos en los que la ortografía y la expresión parecen estar convirtiéndose en meros actores de segunda fila en este espectáculo de la comunicación; por eso lo agradezco doblemente.

Tal gentileza ha sido cosa de Lammermoor, cuyo blog De libro en libro sigo desde hace tiempo. Ahora lo que toca es cumplir con los preceptos del premio:

1. Colocar el logo del premio. Allá va:



2. Nombrar a otros cinco blogs merecedores del mismo:

a. El delantal verde. Sí, no tiene nada que ver con la ortografía, pero hace tiempo que lo sigo y me encantan sus recetas; siempre que tengo ocasión, pongo alguna en práctica, y es que demuestra que una dieta vegetariana no ha de ser aburrida.

b. El cultural de Nerea. Buena pluma desde Mañolandia, "tierra soñada por mí", tierra de mis ancestros y que anhelo visitar de nuevo en breve. Colega de forma tangencial que demuestra amar el castellano tanto como una servidora.

c. Poesía que no es cursi. "Una bohemia" es mucho más que una gran poeta. Es mi amiga, y una de las pocas que entiende esta vena machacona y purista.

d. Diari d'un llibre vell, o diario de un libro viejo, blog de libros y otras muchas cosas en catalán, lengua que amo hasta la locura.

e. De palabra, un blog que me descubrió Homo Libris hace tiempo y que sigo con fruición desde entonces.

3. Comprobar que están correctamente enlazados. A ello voy en cuanto publique.

4. Comunicárselo: lo mismo.

5. Enlazar a quien me premió. No sé si ya tenía a Lammermoor en mi lista de enlaces, pero si no fuera así, esta es la mejor ocasión para hacerlo.

Gracias de nuevo.

Día del Español


Hoy es día de dejar los azotes para otra ocasión, pues se celebra el día de los 450 millones de hablantes de la lengua de Cervantes: el Día del Español. ¿Acaso una lengua no cobra vida o deja de existir precisamente gracias a ellos? En mi humilde opinión, así es, luego este día debería tomarse como la celebración de un aspecto tan crucial como el instrumento de comunicación que hermana a personas de muy distintas extracciones sociales y procedencias.

Para conmemorar este día, la web www.eldiae.es promovió recientemente una curiosa iniciativa que consistía en votar la palabra favorita, así como el neologismo más susceptible de pasar a formar parte del Diccionario de la Real Academia Española.

La primera elegida ha sido "malevo", un término muy empleado en Argentina y otros países latinoamericanos que sirve para designar a un malhechor o bien a un "hombre matón y pendenciero que vivía en los arrabales de Buenos Aires". Su elección, al principio, me resultó llamativa, pues quedaba por encima de términos tan universales como "amor", "alegría" o "beso". Sin embargo, con esto se demuestra que el español no es sólo la lengua de los españoles, sino que cada hablante, cualquiera que sea su procedencia, imprime su seña personal sobre él y, como deja clara esta elección, ha de expresar su preferencia respecto al mismo; si no, la lengua sería inamovible y, recordemos siempre, el uso es quien acaba haciendo norma.

A este respecto, y precisamente en aras de que forme parte de la norma, el neologismo más votado ha sido "ambientólogo", término que designa a los licenciados en Ciencias Ambientales y, de forma más generalista, a los profesionales del medio ambiente. Una profesión relativamente nueva es normal que goce de una denominación igualmente nueva, pero justo por la importancia de las Ciencias Ambientales en la actualidad, creo que es momento de que la R.AE. haga un hueco al vocablo en el avance de esa 23.ª edición de su Diccionario.

Personalmente, el término que yo habría escogido es "esperanza". Sobre todo, al hilo de los acontecimientos acaecidos ayer, particularmente el asesinato de un Ertzaina a manos de la organización terrorista ETA. Esperanza de que el fin de la banda esté más próximo que nunca; esperanza de que acaben unas muertes absurdas que sólo provocan dolor e impotencia; esperanza de que nadie someta nunca más a Euskadi a la tiranía de sus propias ideas; esperanza y libertad, para Euskadi, para España, para todos.

Hasta siempre, Eduardo Puelles. Descansa en paz.

martes, 9 de junio de 2009

Vuela este azote para ti, Lucía...


Lucía Etxebarria (sí, sin tilde, en euskera no la lleva) es muchas cosas; entre ellas, una de las autoras más polémicas del panorama nacional. Premiada hasta la saciedad y acusada de plagio en varias ocasiones, siempre me ha parecido que con respecto a su pluma no existe el término medio: o la amas, o la odias.

Personalmente, prefiero subirme al carro de los que la aman. Disfruté muchísimo de aquel Amor, curiosidad, prozac y dudas que me prestase mi profesora de Literatura en el instituto. Más tarde vendrían Beatriz y los cuerpos celestes o Un milagro en equilibrio, entre otros, que igualmente devoré en poco tiempo.
Otra de sus características más destacables es su nutrida formación. Es licenciada en Filología Inglesa y Periodismo, así como doctora honoris causa en Letras por la Universidad de Aberdeen (Escocia). Sin embargo, ni los logros académicos ni su dedicación profesional al mundo de la escritura le van a librar del azote de hoy; es más, creo que, precisamente por tratarse de alguien que ha decidido hacer de las letras su sustento, ha de cuidarse en mayor medida de no morder la mano que le da de comer.

Ayer, mientras ojeaba ese atentado contra la lengua llamado Adn, encontré la columna de la escritora y, en ella, un patinazo superlativo que se relaciona precisamente con un tema al que últimamente estoy dando mucha importancia, ya que me hallo investigando sobre ello: los préstamos lingüísticos, anglicismos sobre todo, y la impropiedad léxica:


El Diccionario panhispánico de dudas (2005) es claro:
máster. [...]
5. El plural de máster debe ser, en español, másteres (→ plural, 1g).

Entre los grandes problemas a que ha de enfrentarse un profesional, sea de la materia que sea, la desactualización de los conocimientos es uno de los más delicados. La lengua, particularmente, es un ente vivo, cambia con frecuencia, como lo hacen las normas que la regulan. Se alimenta del uso y de la influencia de sus semejantes para enriquecerse o empobrecerse, según el caso, pero nunca hay que perder la perspectiva. La autora valenciana (aunque de ascendencia vasca) demuestra con este error que se ha lanzado a la piscina del garrapato sin preguntarse previamente si el fruto de su creatividad es totalmente correcto, quizá dando por sentado algo que no lo es. El problema añadido es que las figuras destacadas como la suya tienden a crear escuela.

Señorita Etxebarria, ¿hace un repaso?

lunes, 8 de junio de 2009

Elecciones europeas - Una de tildes

Aún con la resaca de las elecciones europeas, cuyos resultados (como siempre) interpreta cada partido arrimando el ascua a su sardina, andaba esta mañana pegando un ojo a la prensa en línea para ver qué se cocía por el mundo (aunque de encierro obligado, una siente cierto deber moral de conocer qué pasa ahí fuera) y me encontré con el siguiente titular en el diario Adn:



El verbo aupar se acentúa exactamente igual que el verbo aunar, como afirma el Diccionario panhispánico de dudas (2005). Así, la conjugación de dicho verbo se lleva a cabo como sigue:



De este modo, si en tercera persona del singular, la forma correcta es "aúna", con tilde, en el caso de aupar sucede exactamente igual; el redactor en cuestión debería haber optado por colocar tilde en la "u".


Así que, desde aquí, aprovechamos también para hacer un llamamiento a los seguidores del Athletic de Bilbao, para que la pasión por el fútbol no empañe la corrección ortográfica.


- - - - - - - - - - - - - - -

Actualización posterior: la misma noticia, a las 11:50 de la mañana, tenía este aspecto:


No sólo resulta bochornoso el hecho de que ahora las frases no se inicien con mayúscula, sino que encima, además de no corregir el término "aúpa", separan el sujeto de su correspondiente verbo con una coma, saltándose a la torera los preceptos relativos al buen uso de los signos de puntuación (cito del DPD):

3. Usos incorrectos
3.1. Es incorrecto escribir coma entre el sujeto y el verbo de una oración, incluso cuando el sujeto está compuesto de varios elementos separados por comas: *Mis padres, mis tíos, mis abuelos, me felicitaron ayer. Cuando el sujeto es largo, suele hacerse oralmente una pausa antes del comienzo del predicado, pero esta pausa no debe marcarse gráficamente mediante coma: *Los alumnos que no hayan entregado el trabajo antes de la fecha fijada por el profesor suspenderán la asignatura.

¿Dónde ha quedado la profesionalidad en este país?

- - - - - - - - - - - - - - -

Última actualización: 22:55.

Aunque algún alma caritativa se ha dignado a corregir la entrada, Adn ha demostrado ser todo un filón. Si no, fijaos en la palabra que señalo justo encima de la noticia que nos ocupa. ¿Desde cuándo el término "oxígeno" se emplea en plural?



domingo, 7 de junio de 2009

"Nececito" respirar...

...descubrir el aire fresco
y decir cada mañana
que soy libre como el viento.
(Medina Azahara - "Necesito respirar".)

Tiro de repertorio sonoro porque la verdad es que la canción me viene al pelo, y no sólo para dar título a esta entrada. Últimamente no actualizo como me gustaría, y no será por falta de ganas; desgraciadamente, lo de no tener tiempo no es una excusa, sino una realidad un poco agobiante. ¿A quién se le ocurre pretender sacarse un máster en un año, trabajando 10 horas diarias, haciendo todos los cursos posibles y encima pretender llevar una vida normal? Pues a mí. Y me está costando sangre conseguirlo.

Muchos de esos cursos, teniendo en cuenta que el tiempo de que dispongo es un bien escaso, como comentaba anteriormente, son en línea, a través de plataformas de teleformación. Cuál no fue mi sorpresa cuando, al entrar en una de ellas, me encontré con lo que sigue:

"Necesidad", de toda la vida, es con "c" delante de "e" y con "s" delante de "i".

Una vez más, sobran las palabras y falta el esmero.

Deber de época


La televisión pública (ésa que, mal que me pese, pagamos todos, incluida yo) ha comenzado a emitir la segunda temporada de "La Señora", una serie de época que en bastantes aspectos me recuerda a la mítica "El pájaro espino". Pero no voy a juzgar su calidad, ni mucho menos, pues no es ése el objeto de esta entrada. El caso es que ayer andaba cambiando canales mientras comía, viendo que la programación que ofrecían era a cuál peor, y me dio tiempo a ver el avance de ese primer capítulo que anunciaba a la vez su reemisión.

En dicho avance, una de las actrices, refiriéndose al encierro de la protagonista por parte de su marido, justifica su conducta con un "Debe quererla mucho".

Efectivamente, cuando uno se casa, le dice al párroco (si es que lo hace por la Iglesia) que amará, respetará y todas esas cosas al que se está convirtiendo en su cónyuge. Aun así, no se juzgan las obligaciones maritales de este caballero, sino el hecho de que se supone que es el amor que siente por su esposa lo que le lleva a cometer tal tropelía.

El Diccionario panhispánico de dudas (2005) deja bastante clara la incorrección cometida por los guionistas de la serie. No se ha de confundir la obligación que expresa la perífrasis deber + infinitivo con la suposición o probabilidad que marca deber de + infinitivo.

deber. 1. Es regular; no son correctas las formas sincopadas del futuro y del condicional simple o pospretérito, Marca de incorrección.debrá, Marca de incorrección.debría, etc., normales en el español clásico, pero sentidas hoy como vulgares.

2. Funciona como auxiliar en perífrasis de infinitivo que denotan obligación y suposición o probabilidad:

a) deber + infinitivo. Denota obligación: «Debo cumplir con mi misión» (Mendoza Satanás [Col. 2002]). Con este sentido, la norma culta rechaza hoy el uso de la preposición de ante el infinitivo: Marca de incorrección.«Debería de haber más sitios donde aparcar sin tener que pagar por ello» (Mundo [Esp.] 3.4.94).

b) deber de + infinitivo. Denota probabilidad o suposición: «No se oye nada de ruido en la casa. Los viejos deben de haber salido» (Mañas Kronen [Esp. 1994]). No obstante, con este sentido, la lengua culta admite también el uso sin preposición: «Marianita, su hija, debe tener unos veinte años» (VLlosa Fiesta [Perú 2000]).

Por tanto, lo correcto habría sido "debe de quererla mucho".

Así que, señores guionistas, por mucho que la creatividad sea un aspecto crucial en su trabajo, descuidar la expresión de ésta no es justificable en ningún momento, pues merma su calidad global. Sí, ustedes deben, sin "de", tener un poco más de cuidado.