No soy consumidora habitual de revistas del corazón. No es que tenga nada en contra de ellas, ni mucho menos; es solo que sus contenidos no me suelen atraer. Con todo, tampoco es que niegue leer alguna cuando cae en mis manos, como sucedió ayer.
Homo libris y una servidora descubrimos hace unas semanas que el periódico Málaga Hoy iba a lanzar una promoción por la que los domingos, por un euro más (aparte del importe del diario), podíamos llevarnos a casa un DVD de la mítica serie David el Gnomo. Evidentemente, nos lanzamos a coleccionarla desde el primer día (somos unos nostálgicos incorregibles, qué le vamos a hacer). Sin embargo, el DVD no es lo único que se viene con nosotros cada domingo. Resulta que esta publicación, perteneciente al Grupo Joly, incluye un ejemplar de la revista Diez Minutos.
Así, con la sobremesa dominical por delante y un cansacio de los que hacen afición, me dispuse a resetear mi cerebro con un poco de cotilleo de ese que deja regusto a rancio, habida cuenta de que en este número se ofrecían jugosos detalles en torno al bodorrio monegasco entre Su Alteza Serenísima, Alberto de Mónaco, y la nadadora sudafricana Charlene Wittstock (la que casi se convierte en corredora porque a punto estuvo de salir por patas de allí, en cuanto se enteró de que a su entonces inminente maridito le salen hijos como setas).
Andaba yo, confesa alérgica a las bodas pero morbosa como la que más, destripando trajes, poses y caras de «a mi alrededor huele a heces», «intento sonreír pero el Botox® no me deja», «en qué clase de embolado me estoy metiendo» y «qué hace una chica como yo en un sitio como este», cuando me encontré de bruces con lo que a continuación les muestro.
Que yo sepa, la muchacha no se estaba lavando nada (y menos si tenemos en cuenta que, para salir divina en las fotos del papel couché de todo el mundo, llevaría maquillaje como para caerse y desconcharse). Más bien al contrario: lo que estaba haciendo era secarse las lágrimas.
He de concluir apoyando desde aquí la etiqueta #EDETA de Twitter, impulsada por la Fundéu, que viene a significar «El diccionario es tu amigo». Señores de Diez Minutos: quien tiene un amigo tiene un tesoro.
Así, con la sobremesa dominical por delante y un cansacio de los que hacen afición, me dispuse a resetear mi cerebro con un poco de cotilleo de ese que deja regusto a rancio, habida cuenta de que en este número se ofrecían jugosos detalles en torno al bodorrio monegasco entre Su Alteza Serenísima, Alberto de Mónaco, y la nadadora sudafricana Charlene Wittstock (la que casi se convierte en corredora porque a punto estuvo de salir por patas de allí, en cuanto se enteró de que a su entonces inminente maridito le salen hijos como setas).
Andaba yo, confesa alérgica a las bodas pero morbosa como la que más, destripando trajes, poses y caras de «a mi alrededor huele a heces», «intento sonreír pero el Botox® no me deja», «en qué clase de embolado me estoy metiendo» y «qué hace una chica como yo en un sitio como este», cuando me encontré de bruces con lo que a continuación les muestro.
Estupefacción. Carcajada. Indignación. Sonrisa malévola. Pensé entonces en cómo los redactores de Diez Minutos llevaban a la fuerza a la sufrida Charlene de vuelta a su adorado medio acuático, a cubetazo limpio, verbigracia, para quitarle de encima las lágrimas y, de paso, la hinchazón de los ojos, el maquillaje, la laca y hasta el tocado si me apuran.
Resulta que enjuagar no es el término más adecuado en este contexto: una sola letra puede cambiar muchas cosas y, de hecho, el vocablo que debería haberse escogido no es ese, sino enjugar. En el DRAE queda bastante claro:
enjuagar.
(De enjaguar).
2. tr. Limpiar la humedad que echa de sí el cuerpo, o la que recibe mojándose. Enjugar las lágrimas, el sudor. Enjugar las manos, el rostro. U. t. c. prnl.
He de concluir apoyando desde aquí la etiqueta #EDETA de Twitter, impulsada por la Fundéu, que viene a significar «El diccionario es tu amigo». Señores de Diez Minutos: quien tiene un amigo tiene un tesoro.
13 comentarios:
Cada vez hay más periodistas "catetos". Démosles caña, sobre todo si son de esas revistas perfectamente prescindibles. Siempre (te) apoyaré en este tipo de denuncias. Salud(os).
¡Muchísimas gracias por tu comentario! Supongo que no todos los periodistas que trabajen en este tipo de medios lo harán por vocación, pero aunque les toque escribir sobre temas más bien frívolos, tampoco es que sea tan difícil hacerlo correctamente. Digo yo...
¡Saludos!
Siempre me hago la misma pregunta cuando veo un fallo así: ¿nadie revisa los textos antes de ser editados?
He estado cotilleándote el blog y me ha encantado. Si no te importa, me hago un huequito por aquí.
Besotes!!!
Margari, yo me pregunto lo mismo todos los días, a todas horas. Y siempre me digo "Leñe, ya me podrían llamar para pegarles un vistacillo a esos textos por un módico precio". :P
Muchas gracias por tus palabras y ¡bienvenida!
Un abrazo.
Jajaja! Me encanta tu ironía. Y lo de "llevaría maquillaje como para caerse y desconcharse" muy bueno.
Es increíble el efecto de los medios de comunicación en el lenguaje. Alguien dice algo incorrecto, se pone de moda, y hala, todos como loritos. ;)
Mae Wom, como el -azo de la entrada de tu blog. ¡Qué bueno! Ya no tiene por qué ser algo incorrecto per se: basta con que se ponga de moda para que acabemos hasta las narices de ello.
La ironía viene de serie: yo intento ser "políticamente correcta" y todo eso, pero es superior a mí, me acaba saliendo a borbotones, jejeje.
Muchísimas gracias por pasarte.
La confusión enjuagar - enjugar es muy común, sobre todo en prensa, donde la dieta suele ser muy variada. La causa seguramente es que enjugar es palabra poco usada en el habla, casi perteneciante al lenguaje literario (como escanciar, susurrar, etc.), la clase de palabras que vemos escritas, pero nunca oímos.
Por cierto, «…llevaría maquillaje como para caerse y desconcharse», es expresión arriesgada en un mundo globalizado. Como decir «Yo no cojo el autobús todos los días, sólo cuando llueve».
Saludos.
Sí, *entangled*, me consta que es muy común, aunque no creas que solo en prensa. Con hacer un «barrido» sucinto en Google, verás que hay multitud de blogs de aficionados a la escritura, e incluso documentos en pdf que son muestras de novelas completas, que caen en este error como moscas. Por eso, muchas veces se me quitan las ganas de mandar a la gente a leer. Porque una nunca sabe dónde puede acabar la cosa.
Sí me ha chocado alguno de los ejemplos que has puesto. ¡Yo sí que digo escanciar! Con acento andaluz, claro está (o sea, que suena más como «ehcansiá»), pero lo digo igualmente.
Muy sutil también lo del mundo globalizado. Es cierto que hay sitios donde no habría lugar para el desconchón si tenemos en cuenta la humedad... :)
¡Saludos!
Lo del enjuague lo he visto yo hasta en un crucigrama, de verdad.
(http://juguetesdelviento.blogspot.com/search/label/Parejas%20Complejas)
Un saludo y a seguir azotando.
¡¡Muy bueno!!
F
P.D.: Yo también digo "susurrar" y "escanciar" (sin aspiraciones ni nada)
Ángeles:
Qué fuerte lo del crucigrama. Para que luego digan que sirven para ampliar el vocabulario. ¡Habrase visto!
Fulgida:
Yo sí «ahpiro»; un montón, además. Que no es ni bueno ni malo, sino idiosincrasia pura, pero choca a blogueras como Isi, que me oyen hablar por videoconferencia y alucinan por lo inesperado, jeje. Es lo que tiene haber vivido más años en Andalucía que en el Madrid que me vio nacer...
¡Besotes!
Jajaja!
La verdad que hay faltas mil y una en las revistas.
Yo el otro día vi una en Cuore ... se lo dije a una amiga que justo trabaja allí ...
Pusieron en vez de David Bustamante, David Bustamente.
Es una tontería pero me hizo gracia, jaja.
¡Enjuga tus lágrimas, Azote mía!
Eso lo sabe todo el mundo (o eso me creía yo): Las lágrimas se enjugan, y la pasta de dientes, se enjuaga.
La cara esa de oler a heces la llama mi hermana "cara de mal huele". Un clásico.
pd. Sí, he vuelto.
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