martes, 19 de mayo de 2009

Estrategias para combatir la "crísis"

No es la primera vez que hablo de la crisis, pero sí que aludo al término de forma directa. En la actualidad, todo el mundo, entendido o no en el tema, habla de la crisis y de cómo la solucionaría con una naturalidad que no puede más que derivarse de lo cotidiano del tema. A todos, en mayor o menor medida, ya sea directamente o en referencia a algún familiar o amigo, nos afecta la poco halagüeña situación económica que vivimos. Conscientes de este hecho, muchas firmas comerciales se afanan por captar clientes con estrategias "anticrisis", esto es, promociones, regalos o precios muy competitivos.

Es el caso de una conocida cadena de establecimientos de restauración, que ofrece un ventajoso menú cuyo cartel promocional, no obstante, es todo un atentado para la vista.



En primer lugar, se ve que por aquello del ímpetu y el énfasis, han tenido a bien acentuar la palabra crisis, llana y terminada en -s, ante lo que la RAE se pronuncia de forma clara tanto en la Ortografía de 1999 como en el Diccionario panhispánico de dudas de 2005.

1.1.2. Las palabras llanas (→ acento, 1.2b) llevan tilde cuando no terminan en -n, en -s o en vocal: clímax, hábil, tándem. También se acentúan cuando terminan en -s precedida de otra consonante: bíceps, cómics, fórceps; y cuando terminan en -y, pues esta letra se considera consonante a efectos de acentuación: póney, yóquey.
(DPD)



En segundo lugar, además de volver a meter la pata con una tilde en una palabra llana ("bocatín", diminutivo de "bocata", no lleva tilde en plural al convertirse en llana terminada en -s), han colocado otra tilde en una conjunción disyuntiva "o" que no se halla entre números (fenómeno que ya analizamos en entradas anteriores).

A esta recesión le hacen falta muchas cosas para llegar a término; le sobran, sin embargo, palabras y promesas. En este caso, aunque aplaudamos la iniciativa, lo que le sobran son tildes.

viernes, 15 de mayo de 2009

Vacilaciones


Casi un mes sin publicar, lo sé, pero es que las obligaciones, literalmente, me "comen". Aun así, la cámara de fotos como accesorio imprescindible en mi bolso y el ojo siempre avizor dan para mucho, así que tengo bastantes cosas que comentar. Una de ellas es este cartel del casco histórico granadino.

No me tiembla la voz cuando afirmo que antes se escribía mejor. Basta echar un vistazo al vocabulario que se empleaba en los textos periodísticos, manuales académicos o incluso en los bolsilibros (de los que da buena cuenta el blog Bolsilibros de Homo Libris), concebidos prácticamente como literatura de usar y tirar. En otros tiempos, se daba a la ortografía la importancia que merece, pues la comunicación es una amalgama de precisión y fluidez, y no ha de primar una sobre la otra si lo que se busca es alcanzar la excelencia en una determinada lengua.

En el letrero de esta taberna se dan cita dos carteles: uno antiguo, otro más reciente. Y parece ser que con respecto a este último, nadie que participase en el proceso que va desde que se realiza el encargo hasta que se coloca en su lugar se dio cuenta de la flagrante falta de ortografía que contiene.

"Pie" es un monosílabo y, como tal, no ha de llevar tilde. Ésta se admitirá sólo cuando el término forme parte de un compuesto, como "balompié".

Por ende, y sin ánimo de pecar de retrógrada e incurrir en aquello de "Cualquier tiempo pasado nos parece mejor" que cantase Karina allá por 1971, se hace patente que lo viejo gana la batalla a lo nuevo por lo que respecta al esmero, cuidado y corrección ortográfica.