Últimamente (y más con la campaña electoral a punto de dar comienzo pasado mañana mismo) no dejan de oírse por todas partes referencias a la sostenibilidad, el consumo responsable, la necesidad de una buena gestión de los recursos naturales y todas esas cuestiones ambientales con que nuestros políticos llenan sus bocas, muchas veces sin saber exactamente qué están diciendo, solo porque es un tema en auge que preocupa a un buen número de personas y en el que desean incidir con el fin de arañar un puñado de votos.
Es evidente que se trata de temas cuya importancia va mucho más allá de las palabras vacías y las promesas que nunca se cumplen. Uno de ellos, particularmente, es el de la superpoblación del planeta. Somos muchos (demasiados, diría yo), con necesidades que superan con creces la del mero sustento por culpa de la sociedad de consumo en que estamos inmersos, y parece que se nos olvida una cuestión crucial: los recursos del planeta son finitos, y la presión que sobre él se ejerce para sacarle hasta las figuradas higadillas ya es excesiva. Así, si continuamos creciendo a este ritmo, las consecuencias podrían ser imprevisibles.
Aparte de la clase política, existen numerosas compañías que también han hecho de la sostenibilidad su leitmotiv (¿o debería decir "sonsonete recurrente"?): una de ellas es la sueca IKEA, aunque algunas de sus prácticas no son tan sostenibles como deberían (de todas maneras, en este aspecto, Train podría dar muchos más datos de los que yo puedo proporcionar).
Esta compañía edita trimestralmente una revista denominada IKEA Family Live, que muestra los hogares de algunos socios del programa de fidelidad IKEA Family y, aparte del previsible autobombo que preside sus contenidos, da ideas sobre organización, decoración y demás (todas con productos IKEA, por descontado).
No hay que ser un lince para darse cuenta de que gran parte de esos artículos son traducciones. Sin embargo, la interpretación libre del término inglés billion por parte del encargado de traducir la noticia sobre La Hora del Planeta, la acción contra el cambio climático auspiciada por WWF, lleva la superpoblación a otro nivel.
Si echo la vista atrás y pienso en aquellas clases de inglés del instituto en las que tuve la inmensa suerte de aprender muchísimo (doy las gracias mentalmente todos los días a Agustina Martín Caño e Inmaculada Gañán Cabezas), recuerdo que, entre las primeras cosas que me enseñaron, estaban los denominados false friends o false cognates. Como para olvidar que actually no es actualmente o que carpet es alfombra, y no carpeta. Uno de esos false friends, precisamente, es billion.
Billion no es un billón, sino mil millones (lo que también se conoce como un millardo). Anteriormente, en inglés británico, billion sí se entendía como billón, pero la influencia del inglés americano se ha extendido al Reino Unido y ahora también allí se da por hecho que un billion son mil millones. ¿Cómo se dice billón, pues? Trillion.
El encargado de traducir (no diré traductor, pues este término me parece demasiado respetable como para aplicarlo a según qué interfectos) la noticia de IKEA parece haber olvidado que, a finales del 2010, éramos casi siete mil millones de personas sobre el planeta. En consecuencia, un billón es algo absolutamente inconcebible.
Siempre digo que nadie nace sabiendo, yo la primera. Cuando traduzco cualquier cosa, sé de antemano que me queda mucho por aprender, que la perfección absoluta no existe en esta profesión y que, si quiero evitar meter la pata, la revisión exhaustiva es algo imprescindible. Con todo, no siempre es suficiente; en vista de lo que ha sucedido con esta noticia de IKEA, me temo que la revisión debe siempre ir respaldada por una buena labor de documentación previa, un poco de cultura general y, sobre todo, por sentido común (del que Horace Greeley dijo acertadamente que era "el menos común de los sentidos").
10 comentarios:
Si terner razón tienes, no hay duda, pero el llamado "período largo" se va imponiendo como todo. Lo curioso es que algunos que se ofendieron muchísimo con las genuflexiones de Piqué ante Bush luego dicen todo orgullosos "los ochentas", "eventualmente" y lo que haga fanta con tal de no esforzarse lo más mínimo. La ideología del "así es más fácil" es inapelable.
SuperSantiEgo: en la mayoría de ocasiones, yo ya no sé dónde termina la ley del mínimo esfuerzo y empieza la de la prisa. O, peor aún, qué papel desempeña la ignorancia en esta ecuación.
¡Saludos!
"El más común de los sentidos" es, a la vez, el más raro de ellos. Tanto que parecería estar en peligro de extinción, si nos quedamos dentro del ámbito de la ecología de poblaciones al que parece pertenecer esta entrada, jeje.
Aquello del "traduttore, traditore" en este caso alcanza el nivel de traición máxima, o responde la pregunta que el señor Attenborough plantea en su documental "¿Cuánta gente cabe en el mundo?". ;)
Un besote.
Tal vez el problema no sea la cantidad de personas en el planeta, sino el tipo de vida que nos hemos empeñado en llevar. Vida que, hace unos años, sólo llevaban unas élites y que ahora se ha puesto al alcance de muchos. El ritmo de vida y de consumo atenta contra el planeta, pero parece que queremos seguir viviendo así cada vez más y más gente. No es normal, por ejemplo, que cada vez que nos movemos desplacemos una máquina de 1500 kilos y que se fomente la compra de ella y, a la vez, se predique que no se use. Nuestras vidas son, cada día más, una contradicción.
«…si continuamos creciendo a este ritmo, las consecuencias podrían ser imprevisibles.»
Por el contrario, creo que las consecuencias son perfectamente previsibles: Cuando una especie se reproduce hasta agotar los recursos de su ecosistema, se extingue. Así ha sido siempre.
«…para aplicarlo a según qué interfectos…»
¿Estás segura de que la palabra interfecto es adecuada aquí? Siempre he pensado que era sinónimo de occiso. (¿Son látigos restallando lo que oigo?) ;-)
Homo libris: el documental al que haces referencia es estupendo para ilustrar este asunto, sí. Y la traición del traductor que nos ocupa, algo flagrante, sin duda.
Soros: el problema, a mi entender, no recae solo en esas contradicciones a las que haces referencia, sino también al hecho de que en la distribución de los recursos reina, como en tantos otros ámbitos, el principio de Pareto. Asimismo, otra cuestión añadida es que muchas y numerosísimas poblaciones que no disfrutan del "desarrollo" tal y como se entiende hoy día aspiran a conseguirlo y, en el camino, no dudan en cargarse lo que sea necesario y saltarse a la torera cualquier normativa de protección ambiental.
*entangled*, estoy absolutamente de acuerdo con lo que afirmas de que la extinción es la consecuencia final (Homo libris tiene bastante claro que nuestra extinción tendrá lugar mucho antes de lo que nos gustaría). De todos modos, yo me refería no a ese punto en concreto, sino a lo que puede suceder antes de llegar a él.
En cuanto a interfecto, has hecho una observación muy interesante. En efecto, el DRAE solo recoge la acepción de interfecto como sinónimo de occiso (o lo que es lo mismo, "persona muerta violentamente"), mientras que otros diccionarios de peso, como es el caso del Espasa, recogen la acepción "persona de la que se habla" (sobre la que el DPD menciona un matiz peyorativo que yo no siempre aprecio). Así, sobre la corrección o incorrección de este uso, todo depende de si tomamos a la RAE como autoridad de referencia (que lo es) o como la única válida en todos los casos (algo que podría llevarnos a una vision excesivamente sesgada de la lengua). :)
Gracias a todos. ¡Saludos!
Azote, mi alusión al uso de interfecto era sólo una bromita. Yo también (y mucha gente) uso interfecto como sinónimo de sujeto y también con una connotación despectiva.
Y sí, el DRAE no es una vaca sagrada. Yo considero más completo y preciso el Espasa, con sus valores añadidos de etimologías, americanismos, ejemplos, refranes, etc. mientras que el DRAE es mucho más «seco».
Saludos y sigue dando caña.
*entangled*, me alegra que el tono fuera jocoso, pero la verdad es que el apunte que has hecho me ha encantado por lo interesante que es y por eso lo he comentado. A día de hoy, no me explico por qué la RAE, en un alarde de cabezonería purista, no abre un poco la manga con relación a este término. Gente tan reputada como Vázquez Montalbán, Vargas Llosa o Fernando Savater han hecho uso de tan denostada acepción en diversas ocasiones. ¿Se les puede negar a ellos la autoridad al respecto? Yo creo que no.
El Espasa me gusta particularmente, al igual que el María Moliner, que también incluye la acepción que la RAE condena.
¡Saludos!
La entrada está, por supuesto, muy acertada. La de veces que habré explicado yo en mis clases lo del dichoso billion, y la de veces que lo hemos visto mal interpretado. En fin, el tema de la profesionalidad en todos los ámbitos es algo que me pone un poco nerviosa.
También estoy de acuerdo contigo en que somos demasiados en el planeta.
Y si la entrada me parece interesante, los comentarios y el debate aquí establecido encantan. ¡Cuánto saber!
Da gusto leerlo, en serio.
¡Ondiá, con el principio de Pareto!
Saludos. :-)
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